La estrategia de marca es un conjunto de acciones diseñadas a largo plazo, pero existen multitud de circunstancias externas e internas que nos pueden obligar a realizar cambios en la misma (evolución de la marca, mercados, público objetivo, tecnología, legislación, etc). En muchos casos nuestra marca necesitará un restyling o rebranding.
A pesar de que es frecuente su utilización como sinónimos, restyling y rebranding son conceptos diferentes. En este post analizamos las diferencias entre ambos y en qué situaciones es necesario cada uno de ellos.
Restyling
El restyling es un proceso de renovación de la identidad visual de la marca. Puede afectar a las representaciones gráficas de la marca (logotipo, isotipo, imagotipo o isologo), tipografías, paleta de colores, packaging, etc.
Necesitaremos un restyling en los siguientes casos:
1. Identidad visual anticuada
Las identidades visuales no son ajenas al paso del tiempo y en ocasiones deben ser actualizadas para que vuelvan a estar en consonancia con la estrategia de marca o simplemente para adaptarse a nuevos tiempos, soportes o formatos de comunicación. Se trata en la mayoría de casos, de pequeños retoques.
2. Crecimiento y profesionalización de la marca
La rapidez por salir al mercado de las startups se traduce habitualmente en el diseño de una identidad visual de marca pensada a corto plazo. Una vez la startup comienza a crecer y consolidarse, debe «profesionalizar» su identidad visual y adaptarla a su nueva realidad y futuro.
3. Cambios en el posicionamiento u oferta
Durante la vida de una marca es habitual que se produzcan cambios en cuanto al posicionamiento y oferta de productos/servicios. Es fundamental que la identidad visual de la marca esté siempre en consonancia con el público objetivo y la oferta de mercado.
Rebranding
El rebranding es un proceso mucho más profundo que el restyling. No solo implica redefinir la identidad visual de marca, sino que también conlleva generalmente cambios en la identidad, posicionamiento y estrategia de la marca.
Necesitaremos un rebranding en los siguientes casos:
1. Cambios importantes en la actividad
Estos cambios significan la introducción de un producto o servicio muy diferente a los que ofrece la marca o la entrada en un mercado con condiciones particulares y en el que no operaba. En ocasiones, la marca actual puede suponer un impedimento y es necesario adaptar la estrategia de marca. A los cambios de identidad visual y posicionamiento se puede añadir el nombre de la marca.
2. Fusión o compra de la marca
Cuando una marca es adquirida por otra, se produce un conflicto entre dos identidades y estrategias de marca diferentes. El primer paso es establecer una arquitectura de marca que defina la relación entre ellas y luego realizar los cambios necesarios para adaptar la marca y alinearla con la estrategia global del grupo.
3. Crisis de identidad, imagen o reputación grave
En ocasiones las marcas sufren crisis de identidad o reputación tan graves que es necesario realizar borrón y cuenta nueva. De esta manera se busca evitar la asociación de la marca con los motivos que dieron lugar a la crisis y recuperar la confianza del público. Generalmente implica grandes cambios en la identidad visual y posicionamiento de la marca.
En resumen, restyling y rebranding son conceptos diferentes. El primero afecta al exterior de la marca e implica cambios en la identidad visual mientras que el segundo afecta tanto al exterior como interior de la marca y supone cambios más profundos que atañen a la identidad y estrategia de la marca.
Aunque el restyling y rebranding pueden ser costosos, deben ser percibidos como una oportunidad para volver a conectar con nuestro público objetivo y redirigir nuestra marca en la dirección correcta.
En ambos casos, es fundamental detectar con antelación el problema, comprender los motivos que propician ese cambio y saber diagnosticar el tipo de acción necesaria.